En el mundo de la repostería hemos heredado muchos términos anglosajones, como el de Bundt cake. ¿Sabéis lo que significa? Es un término bastante familiar para todos los que nos dedicamos a la cocina, pero está claro que no es una palabra que tenga sentido fuera de este contexto.

Un Bundt cake, es una preparación dulce que toma su nombre por el molde en el que se hornea, que se llama Bundt. El resultado, es un bizcocho o pastel con forma circular y con un hueco en el centro. ¿Por qué nos gusta este molde? ¡Porque hay infinidad de diseños!  Cada cual más bonito: en forma de coronas, con más o menos relieves, con diseños geométricos, etc..

Suelen ser elaboraciones de masas más densas, donde normalmente, en su preparación se usa mantequilla y no aceite para lograr una textura más compacta. Pueden ir glaseados o no y en función de los gustos también podemos rellenarlos. Aquí es cuando cada uno saca su lado más creativo y hace sus propias variaciones.

Debido a sus dibujos, en algunos casos de lo más elaborados,  suelen ser moldes metálicos donde la premisa fundamental es prepararlos bien antes de echar la masa. Es lo que normalmente se conoce como “encamisar el molde” y sirve para que luego nuestro postre quede bien definido y con la forma completa al desmoldarlo, sin que se pegue ni se rompa.

Esto se debe a que, por sus pliegues y relieves, no podemos usar el tan socorrido papel de horno para que nuestras preparaciones no se peguen así que es norma fundamental extender bien una fina capa de grasa, preferiblemente mantequilla, por todo su interior insistiendo en los recovecos y después espolvorear con un poco de harina. Ahora ya tendremos nuestro molde Bundt listo para echar la masa y hornear.

¿Sabíais que es tan conocido este molde, que tiene su propio día? ¡Así es! El 15 de noviembre es el día Internacional del Bundt Cake.